El partido se suspendió en el minuto 64 por el famoso "paraguazo" al asistente Xavi Aguilar.
En ese momento, el Granada, con un Carlos Martins memorable, remontó el tanto inicial de Casadesús con los goles de Siqueira y Martins.
Tras la reanudación, Hemed, de penalti, empató el choque.
Sin duda, el partido más anecdótico del Granada esta temporada fue el de la primera vuelta ante el Mallorca en Los Cármenes. En el minuto 61, con victoria granadinista por 2-1, el juez de línea Xavi Aguilar recibió un paraguazo desde la grada que impactó en su mejilla izquierda, produciéndole una pequeña brecha. El árbitro Clos Gómez, que se mostraba muy "anticasero", decidió suspender el choque. Dos semanas y media más tarde, los equipos se daban cita de nuevo en Los Cármenes a puerta cerrada, y con miles de seguidores rojiblancos apoyando a los suyos desde fuera del estadio. Otra vez, el colegiado Clos Gómez la lió y nada más reanudarse el partido señaló un penalti más que discutible para que Hemed empatara a dos definitivamente el encuentro.
El Granada había vivido una semana durísima tras conocerse la enfermedad del pequeño Gustavo, hijo de Carlos Martins, que accedió a jugar el encuentro como muestra de agradecimiento a todo el apoyo recibido por la gente, que incluso donó sangre antes del partido para donarla a las personas con la misma enfermedad. En la primera parte, el Mallorca se adelantó con un tanto de Casadesús tras un fallo defensivo y el Granada parecía dormido. Pero en la segunda parte el Granada remontaba el gol inicial. En el 53 Siqueira emparaba el choque y Carlos Martins anotó un auténtico golazo. El portugués dedicó el gol a su hijo y sus lágrimas eran de la emoción del momento. La gente ya veía un marcador muy abultado ya que el Granada había despertado de la mejor manera cuando el lanzamiento de un paraguas accidentalmente por parte de un chico de nacionalidad marroquí impactó en el linier Xavi Aguilar. Clos Gómez suspendió el partido y se reanudaría pasadas dos semanas y media a puerta cerrada. Los 29 minutos que debían jugarse fueron protagonizados por el propio árbitro, que a los tres minutos señaló un penalti que transformó Hemed y después no vió otros dos clarísimos a favor del Granada.
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